La cuarta revolución industrial de Barcelona

Cuando empezamos con nuestro Taller para la Materialización y Desarrollo de (grandes) Conceptos por allá en 2016, solo teníamos una idea en la cabeza: crear un espacio donde poder llevar a cabo proyectos con las manos. Un coworking industrial en el que profesionales y gente aficionada pudiera desarrollar cualquier proyecto de fabricación. Lo que no sabíamos es que TMDC se iba a convertir en un espacio compartido de encuentro y aprendizaje, de colaboración entre oficios y entre artesanos, diseñadores y artistas, una reivindicación del pasado industrial de la ciudad y una manera de devolverle un aspecto de su personalidad que parecía condenado a morir. Más allá de la Barcelona tecnológica y turística, más allá de la economía de los servicios y la gentrificación, nos encontramos con una comunidad que quería reconstruir a base de fabricación local entendida desde siglo XXI. Nos pareció que estábamos ante una nueva revolución industrial en nuestra ciudad.

Adoptamos maquinaria que permitiera a cualquiera que se pasara por el taller llevar a cabo sus proyectos sin cortapisas, sin miedo a hacer ruido y sin complejos. Empezamos a dar cursillos para formar a profesionales, monográficos sobre oficios y a contar en nuestro blog en qué consistía nuestra iniciativa. Las jornadas de puertas abiertas nos permitieron darnos a conocer: venían personas interesadas en alquilar un espacio y también las vecinas y vecinos, porque TMDC se integró en el ADN de nuestra ciudad. De Gracia nos trasladamos a Poblenou, a un espacio de 300 metros que nos permitió ir viendo cómo prosperaba nuestra idea y, después de una subida del alquiler inasumible, nos fuimos para la Verneda. Allí alquilamos tres naves. Después cuatro más. Después, otras dos. Y finalmente, otras cuatro, hasta llegar a los 5.000 m2, donde molestábamos menos y cabíamos mejor. Nos convertimos en un proyecto referente en Europa, hecho en Barcelona. 

Pero. Todo tiene un pero. Cuando nos instalamos en las naves de la Verneda, algunas llevaban 15 años vacías. Nos pusimos manos a la obra y las arreglamos, a pesar de que mucha gente pensaba que era una locura porque sabíamos que en algún momento nos veríamos en la obligación de marcharnos: los terrenos estaban afectados por el Ayuntamiento de Barcelona, e iban a pasar de ser de uso industrial a uso residencial en 2025. Aún así, quisimos demostrar que nuestra idea podía funcionar, aunque supiéramos que se trataba de un espacio provisional. Y así ha sido durante cinco años.

Ahora ha llegado el momento de recoger los bártulos y la maquinaria y encontrar un nuevo lugar donde seguir.

Y es ahora cuando te necesitamos.

Si te interesa, debes saber que TMDC es para:

• Los y las profesionales que quieren flexibilidad sin comprometer unos resultados de calidad. 

• Los estudios de diseño y arquitectura que necesiten un taller para hacer prototipos.

• Quienes empiezan sus primeros proyectos y no pueden invertir mucho dinero. 

• Quienes fabrican instalaciones efímeras o artes para publicidad y películas y solo requieren de un taller de forma puntual.

• Vecinos y vecinas que necesiten arreglar algo en un entorno adecuado para ello.

• Quienes se introducen por primera vez en la creación industrial.

Nos tomamos este cambio de ubicación como una oportunidad que nos va permitir llegar a una versión ampliada y mejorada de TMDC: TMDC 4.0. Un espacio que conservará la esencia que lleva a nuestra comunidad a desarrollar soluciones innovadoras que nos beneficien a todos y todas, en un entorno creativo que se base aún más en la colaboración. Porque quienes vienen puede que lo hagan por el espacio, pero, definitivamente, se quedan por la comunidad y el ambiente que se ha creado en el taller.

Con el dinero que recaudemos en esta campaña podremos pedir financiación para reacondicionar nuestro nuevo espacio. El dinero llama al dinero, ya sabéis.

Es decir: TMDC es para todo el mundo que fabrica.

Para llegar a crear TMDC 4.0, primero tenemos que conseguir 200.000 €. A partir de esta cantidad podremos pedir un préstamo y una subvención para completar los tres millones de euros que costará el nuevo taller de 7000 m2: lo habilitaremos para poder trabajar adecuadamente; compraremos mejores máquinas; pagaremos el alquiler de los tres primeros meses… Los 200.000 € de vuestra aportación son el oxígeno que necesitamos para ponernos en marcha.

Nos gustaría instalarnos en alguna antigua zona industrial ahora en desuso, porque nos atrae la idea de devolverle su carácter del pasado y conectarla con el futuro que nos gustaría crear. Queremos que si alguien tiene algún proyecto de fabricación, no tenga que trasladarse necesariamente a un polígono industrial en las afueras para llevarlo a cabo. Y además, queremos ser parte de la solución para la sostenibilidad económica de la ciudad a largo plazo, por lo que tenemos planeado ir creciendo de manera orgánica hasta poder contar con esos, al menos, 7.000 m2 .